¡De vuelta!

Hace dos semanas que volví de Estocolmo, y me ha costado volver a pillar el ritmo. Os tenía que contar qué tal esta semana sin niños, en Suecia y trabajando. Empiezo con un resumen: he echado de menos a la familia más de lo que esperaba, he trabajado más de lo que esperaba y no ha hecho tanto frío como esperaba.

Estocolmo5Estocolmo es una ciudad preciosa, además hemos tenido mucha suerte con el tiempo (durante la semana 10-12º, el sábado vimos nevar y tuvimos ya una temperatura de -1º, podíamos decir que en Estocolmo en marzo ¡hace frío!). Es pequeña, y se pueden dar largos paseos por sus rincones encantadores. Además, compramos una tarjeta de transporte de 7 días (que nos costó 320 SEK) y fue una gran idea, porque nos movimos en autobús, tranvía o metro, cuando los pies ya no podían más…

Me pareció además una ciudad ideal para ir con niños, hay poco tráfico en el centro (el aparcamiento es carísimo y la gente entra a trabajar en transporte público o bicicleta), es muy accesible y vi que en todos los restaurantes y cafeterías había tronas para los enanos.

Nuestro hotel era barato (para Estocolmo. Os dejo aquí el enlace) y teníamos baño propio (en nuestra habitación, las demás lo tenían compartido). Además estaba en el centro y el desayuno era muy bueno, para ser un hotel de tres estrellas. En la ciudad, que está formada por distintas islas, hay un serio problema de espacio. Estuvimos de visitantes en KTH, una Escuela de Ingenieros con 10.000 alumnos, y nos comentaron que los estudiantes tenían que esperar una media de 5 años para conseguir un piso (la mayoría habían terminado cuando les tocaba). El problema de espacio es tal, que tienen el columbario más grande de Europa (a la gente al incineran, que los ataúdes ocupan demasiado).

Pensé que los suecos iban a ser más fríos en el trato, pero ha sido todo lo contrario. La persona con la que contactamos en la Universidad, vino a buscarnos el primer día al hotel para llevarnos paseando por la ciudad. Al vernos, nos dio un abrazo y parecía que nos conocía de toda la vida. Nos fue enseñando rincones a los que debíamos ir, dónde podíamos comprar, parques maravillosos… El paseo mereció la pena (a toda caña, porque andaba que se las pelaba. Luego nos explicó que los suecos van rápido por el frío).

Estábamos en la Escuela hasta las 15:30 y después el turismo se hacía complicado, porque a esa hora los edificios estaban cerrados. Pero paseamos por Gamla Stan, por sus callejuelas, con sus preciosos edificios, el Palacio Real (vimos un mini-cambio de guardia), el Puerto, y de ahí a Södermalm (isla del Sur) que tiene un maravilloso mirador desde el que se ve todo Estocolmo. Y de vuelta a Norrmalm (la isla donde estaba nuestro hotel).Estocolmo3

Para cenar, nos tiramos media semana buscando un restaurante típico sueco, y llegamos a la conclusión de que no existía. Preguntamos a nuestra «guía» por algún sitio y cuál era la comida típica sueca. La respuesta fue graciosa: «en Suecia no hay comida típica. Si acaso alguna comida muy fuerte y asquerosa que se come en el norte del país» aunque, con respecto iba pasando el día nos fue diciendo platos y pudimos degustar algunos de ellos: los jueves, es tradición tomar una sopa de guisantes amarillos y de postre una especie de crepes con nata y mermelada (ärtsoppa och pannkakor). Nos encantó, la sopa nos recordó al cocido y el postre era una maravilla. Por supuesto, preguntamos por las albóndigas, y nos dijo que no eran típicas suecas, que las trajeron los turcos. También nos invitó un día a cenar a su casa y preparó un rollo de carne con puré de patatas… Nos hizo gracia porque decía: «Me habéis hecho recordar una receta que tenía olvidada» (y que también era típica sueca 🙂 ).

Estocolmo4El sábado fue el día del Vasa Museet (el Museo Vasa). El Vasa fue un buque de guerra enorme que se hundió el 10 de agosto de 1628, nada más zarpar. El barco se reflotó entero y está en este museo, aquí sí que eché de menos a mis niños, porque les habría encantado. Pasear por Djurgården merece la pena, es una isla plagada de museos (uno de ellos el de ABBA, no entramos porque nos parecía un poco caro, pero nos dijeron que era muy divertido). Además hay un tranvía que cruza la isla, y después de patearnos los caminos nos subimos y disfrutamos de las vistas.

Nos dejamos sin ver el Museo Nobel, pero no dio tiempo.

Os recomiendo Estocolmo, mejor en primavera-verano (de mayo a primeros de julio). Si algún día me lo puedo permitir, volveré con la familia.

¡Buen fin de semana!

Estocolmo1

 

 

 

 

10 comentarios sobre “¡De vuelta!

  1. Bienvenida de nuevo!!! Vaya post más bueno, entran ganas de buscar billetes para escaparse a Suecia ya! Muy buena pinta la ciudad y lo de echar a la familia más de menos de lo qué esperabas…que creías! Por mucho que digamos que a veces les echamos de más somos unas tiernas sin remedio!!! Besotes!

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  2. Jo, qué envidia, tengo muchas ganas del Norte de Europa, tengo la sensación de que algo se me perdió allí, no sé por qué 🙂 tengo ganitas de que vayamos toda la familia, tomaré tu paseillo como referencia. Un besote!

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  3. Maribel, qué lujo de guía de Estocolmo que nos has hecho! Me alegro mucho de que el viaje haya resultado tan positivo y de que nos hayas puesto fotos de la ciudad, que conociéndote lo mismo nos ponías fotos de una gallina, qué se yo! 😉 jejejej, es broma guapis, me alegro de volver a leerte. Un besote!!!

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