Como creía que iba a tener un dinerillo extra mensual, decidí apuntar a los niños en alguna actividad extra-escolar. La mayor a gimnasia rítmica, el mediano a piano y el pequeño a fútbol.
Apunté a los mayores, pero el fútbol retrasó el comienzo y, en estas, la posibilidad del extra mensual, se esfumó. Desde que el enano sabe que se podría apuntar a fútbol, no hace más que preguntarme: «mamá ¿cuándo me apuntas a fútbol?» y mi respuesta es siempre la misma: «el año que viene hijo, el año que viene» y se queda encantado, porque básicamente no entiende de horizontes temporales, y podría decirle que le apunto mañana, y se quedaría igual de contento…
Y cuando se cruza con alguien, conocido o no, suelta: «¡me van a apuntar a fútbol el año que viene!».
Y después de haber mantenido encantado a este hijo mío, que no sabe distinguir entre mañana, la semana que viene o dentro de dos años, me ha hecho la fatídica pregunta: «mamá ¿cuándo es el año que viene?» y por mi mente se han pasado muchas posibilidades, para intentar mantener el «engaño«, pero he decido desvelar el secreto que se oculta tras esa frase: «hijo, el año que viene es cuando estés en tercero de infantil»
¡Qué cara se le ha quedado! me ha mirado diciendo: «ya te he pillado la treta, ¡jodía!«. En ese momento, como venido del cielo, ha llegado su padre con unos sobres sorpresa de Playmobil y, de momento, se ha olvidado de que, hasta dentro de un año, no se apunta a fútbol.
Buen fin de semana y, por cierto, no busquéis sentido a las fotos, porque no lo tiene… 😉
De momento te has librado jaja
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